Somos herederos de Caín, pero podemos detener este afán de mutilación existencial, aunque sea una impronta de nuestra condición originaria…
Miríada
Por Nabucodonosor
Sigue vigente el grito del general franquista José Millán-Astray aquel 12 de octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca: “¡Viva la muerte!” Y sigue vigente, la respuesta de Miguel de Unamuno a la excitada paradoja: “El general es un inválido. Es un inválido de guerra, como lo fue Cervantes. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor”. Somos herederos de Caín, pero podemos detener este afán de mutilación existencial, aunque sea una impronta de nuestra condición originaria. En la voluntad personal se puede romper el círculo.