Raúl Contreras Zubieta Franco*
Recientemente, desde el mismo corazón de la nación mexicana, una institución única en su tipo, fundamental para su desarrollo cultural, intelectual e histórico compartió al mundo, con poesía, música, obra plástica y fílmica su octogenario orgullo y aniversario. Me refiero a El Colegio Nacional.
Fundado en 1943 como una institución de cultura al servicio de la sociedad, ha orientado desde entonces su quehacer hacia la promoción y difusión del conocimiento de vanguardia en México. A ocho décadas de distancia de aquel momento fundacional, resulta incuestionable que, El Colegio, (como muchos le conocen con cariño) se ha convertido en un referente indiscutible en el ámbito humanístico y científico, en cuyo seno están representadas, sin limitación ninguna, las más diversas corrientes del pensamiento y tendencias filosóficas, científicas y artísticas.
La casa de la “Libertad por el Saber” representa a las más diversas disciplinas, pues, al reunir a expertos de diferentes campos del conocimiento fomenta la interdisciplinariedad y la colaboración entre escritores, filósofos, científicos, historiadores, músicos, artistas plásticos y tecnólogos que han dejado su impronta invaluable en sus respectivas áreas.
La importancia de El Colegio Nacional radica en su misión de promover el conocimiento y la cultura en beneficio de todos y cada uno de los habitantes de nuestra nación. Sus actividades abarcan desde temas históricos y científicos hasta reflexiones sobre literatura, arte y filosofía, contribuyendo así al enriquecimiento del panorama cultural mexicano a través de conferencias, mesas redondas, simposios, cursos, obras teatrales, conciertos, cátedras, y exposiciones.
El Colegio es una institución que brinda, tanto a sus miembros, como a su muy amplia comunidad, un espacio privilegiado para el intercambio de ideas, el debate intelectual y el crecimiento personal. Además, resulta importante destacar que esta importante labor académica ha estado acompañada, desde su fundación, por una muy intensa labor editorial con la cual ha contribuido a la revaloración y conservación de la riqueza histórica y artística del país, promoviendo el diálogo entre la tradición y la vanguardia, fomentando la creación artística contemporánea y su vinculación con nuestras raíces culturales mexicanas.
La existencia de El Colegio Nacional resulta fundamental no sólo para México, sino para Latinoamérica ya que, gracias a su incursión en las distintas plataformas digitales de difusión, se significa como un espacio donde convergen el conocimiento, la creatividad y el compromiso con las distintas sociedades latinoamericanas que, día a día, siguen fielmente su labor y contribuyen a la formación de nuevas generaciones de pensadores y artistas de nuestra nación mexicana y allende sus fronteras.
En un mundo cada vez más globalizado, El Colegio Nacional se levanta como un faro de excelencia y sabiduría, cuyos miembros y actividades son referentes de calidad y prestigio a nivel nacional e internacional. Su presencia y contribución en el ámbito intelectual y cultural de México no sólo enriquecen a nuestra sociedad, sino que también nos inspiran a seguir valorando y promoviendo el conocimiento en todas sus formas.
En conclusión, El Colegio Nacional desempeña un papel de vital importancia en México. Como una institución vigorosamente comprometida con la educación, la cultura y la preservación del patrimonio y ha dejado una huella profunda en la historia y el desarrollo del país. Su legado perdurará como un testimonio de la importancia del conocimiento y la creatividad en la construcción de una sociedad más justa y próspera.
*Periodista y editor universitario, miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.